Pues sí, así casi sin comerlo ni beberlo ya va a hacer un año de una de las peores fechas que recordaremos. Ese día que se nos hizo grande porque un virus con nombre extraño arrebató nuestra libertad. Al principio parecía una broma, iban a ser unos días de esfuerzo por parte de todos para conseguir vencer al “bichito”. Cada semana cruzábamos los dedos para que el presidente nos dijera que todo había acabado, pero las cifras que escuchábamos en las noticias nos hacían ver que esa fecha todavía estaba lejos.
Fueron varias semanas en las que nos reinventamos. Empezamos a trabajar desde casa, nos aficionamos a ver más películas y series de las que podríamos haber imaginado, nuestro ingenio se agudizó e incluso agotamos las existencias de harina en los supermercados. Algunos decidimos apostar por hacer masa de pan, otros por los postres. Todo era válido con tal de ocupar el máximo tiempo posible.
Y con todo esto, empezamos a darnos cuenta de lo valioso que es viajar. Sí, ya lo sabíamos, ya sabíamos que nos gustaba, pero empezamos a valorarlo mucho más. Y sí, cada vez está más cerca ese sueño. Por hoy te traemos este viaje que encontrarás en la sección de Grandes Viajes de Viloria, un crucero por el Danubio.
Todo empieza en Munich
La aventura empieza en Munich, Alemania. La tercera ciudad más habitada del país germano cuenta con numerosos lugares a los que no debes dejar de ir. Quizás el primero de la lista sea la famosa Marieplatz, donde no te puedes perder la Danza de Cooper. Desde 1909, a las 11, a las 12 y a las 17h las figuritas del reloj salen a bailar al son de la música. Al salir de la misma, dirígete a Odeonsplatz para tocar las estatuas de los leones para atraer la buena suerte.
Además de la Catedral, situada en pleno centro de la ciudad, también debes pasarte por La Puerta de la Victoria o visitar algunos de los museos que alberga esta ciudad.
Un crucero por el Danubio. Continuamos por Viena.
Esa misma noche ya dormirás a bordo y, cuando te despiertes podrás disfrutar de un desayuno a bordo acercándote a Viena. tendrás dos días para disfrutar de un lugar con tanto encanto que te dejará sin palabras. Grandes palacios como el de Hofburg, donde vivió Sissi Emperatriz. Podrás recorrerlo y ver todas las habitaciones en las que hacía su vida a diario.
Otra parada en el camino. Budapest
Como ya te hemos contado en anteriores ocasiones, Budapest recibe su nombre por la unión de las dos ciudades que se encontraban a ambos lados del Río Danubio.
Buda era la capital de Hungría. Se asociaba con los barrios más señoriales y, de hecho, allí predomina su castillo. Pest era un lugar más llano. La mayoría de población residía allí y se podían mover entre ciudades gracias al famoso Puente de Széchenyi. Un lugar a donde también te recomendamos ir de visita, pero no sin antes pasar por Belváros, la principal zona comercial.
Eslovaquia, un paseo por su capital
Bratislava es una ciudad pequeña, de tan solo 400.000 habitantes, que te permitirá visitarla en un día. Todo el recorrido por su pequeño casco histórico merece la pena. El Castillo, el ayuntamiento o la Iglesia Azul o la Puerta de San Miguel son puntos de parada obligatoria. ¡Ah! y vete atento para localizar las estatuas de bronce que hay por la ciudad. La más representativa es la del obrero saliendo de la alcantarilla.
Praga y todo su encanto
Después de una parada en Melk, el siguiente y último destino es Praga. Una ciudad que a nadie deja indiferente y en la que deberás aprovechar todo el tiempo posible para no perderte ninguno de sus rincones. El primer día podrás dedicarlo a visitar el casco histórico. Empezar el recorrido junto al famoso reloj astronómico será una gran idea. Después podrás pasarte por el barrio judío (Josefov).
El Puente de Carlo quedará para las visitas del segundo día, para visitar el barrio Mala Strana y el Castillo. Si lo atraviesas llegarás la Isla de Kampa donde, entre otras cosas te encontrarás el Muro de John Lennon.
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