Después de mi última experiencia viajando a Vietnam, confieso que me fijo más en los destinos orientales. Un buen ejemplo de ello es este viaje a Bali que me he encontrado dando vueltas por la sección de Grandes Viajes de Viloria y al que vamos a dedicar un rato a continuación.
Si bien es cierto que varios de mis amigos han tenido el placer de viajar a Indonesia y me lo han recomendado, Bali nunca había estado entre mis “próximos destinos” hasta que me he empezado a interesar realmente y a tener información.
Bali, un lugar para llevar a cabo retiros espirituales
Evidentemente, no es necesario que practiques yoga para visitar esta maravillosa isla, pero es uno de los atractivos por lo que se ha vuelto más conocida en los últimos años.
No obstante, Bali ofrece de todo y para todos. Mar, con playas paradisíacas y arrecifes y también montaña con maravillosos arrozales que podrás visitar haciendo diferentes rutas. Además, otro de los puntos a favor de este destino, es que es adecuado para viajar solo, en pareja y en familia.
¿Cuál es el plan?
Después de aterrizar en su capital, Denpasar, te dirigirás a Ubud. Este lugar se encuentra en un punto alto de la isla y es conocido por ser un centro de danza y artesanía. Por ello, después de dedicar un tiempo a visitar el Palacio Real, donde actualmente vive la familia real, y el templo hindú Pura Saman, te recomendamos que visites el Mercado. De allí podrás volver con souvenirs artesanos o probar comida típica.
Seguirás explorando la isla de camino a Candidasa y Lovina. Cuando llegues a este pequeño pueblo costero, te darás cuenta de su belleza. Los que ya han estado recomiendan subir a la montaña para disfrutar del mar. Además, si eres un aventurero y te gusta explorar, el buceo será tu mayor aliado.
El quinto día partirás hacia el noroeste hasta llegar a Lovina. Se trata de otro pequeño pueblo costero en el que disfrutar del mar, pero en el que también encontrarás otro atractivo turístico, sus aguas termales ¡El lugar perfecto para relajarse!
Ya al sur de la isla se encuentra una de las zonas de playa más conocidas; Nusa Dua. Si en las anteriores paradas del viaje te recomendábamos hacer turismo, disfrutar de los paisajes desde lo alto o aprovechar para comprar en sus mercados y visitar templos, en Nusa Dua te decimos todo lo contrario.
Es hora de relajarse, descansar y disfrutar de playas de ensueño con arena blanca, aguas cristalinas y paisajes dignos del caribe.
A mi la propuesta me ha convencido ¿y a ti?
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