Rural Irlanda
La naturaleza salvaje se abre paso en Irlanda

La isla esmeralda, el Avalón de los dioses de la Antigüedad. País donde los poetas abundan más que la hierba en los prados y escenario que casi conocemos con los ojos cerrados, con solo el recuerdo de tantas películas y canciones que pueblan nuestros días. Un imperio verde habitado en la superficie por gente simpática y un poco sarcástica, mientras que los reinos inferiores aún se nutren de una historia milenaria llena de mitos fascinantes. El arpa celta suena y nos seduice: viajamos a Irlanda para vivir la experiencia del sueño eterno.

La república de Irlanda (de nombre Eire en su idioma original) es un país de gran extensión pero no demasiado poblado. Aún no llega a los cinco millones de habitantes repartidos en 70.000 km cuadrados, sin contra los habitantes y extensión de los condados del Ulster que permanecen aún bajo la ocupación militar de la corona británica. Esto nos deja un país bastante extenso en el que los paisajes sobrecogedores llenos de lagos (lough) y suaves colinas, apenas montañas (el punto más alto de la isla apenas llega a los 1.050 metros) se suceden casi uno detrás de otro, mientras nos desplazamos de una ciudad a otra. Queremos que nos acompañéis en un viaje a través de los condados del centro y sur de la isla. Los caminos de la poesía nos llevan a la ciudad esmeralda.

Dublín, corazón de Irlanda

Comenzamos nuestro viaje en la capital. La ciudad que acogió a las generaciones más grandes de la literatura europea, desde Yeats a Joyce llegamos a Beckett, nació durante la alta Edad Media, como centro de operaciones de los vikingos en la isla. La tradición apunta a que el fundador fue el popular caudillo Ivar el Deshuesado.

Con más de 5,5 millones de visitantes al año, Dublín es una de las ciudades europeas más visitadas. Atrae a muchos estudiantes y jóvenes europeos, que acuden para perfeccionar su inglés y, decimos nosotros, para visitar sus acogedoras cervecerías.

Sus mayores atractivos son sus magníficas galerías y museos, los paseos por sus elegantes calles georgianas o buscan entre las muchas referencias literarias, como el famoso Ulises de Joyce, al que los dublineses veneran como referencia de la ciudad.

Y, sí, claro, por supuesto, cómo no: la cerveza. Guinness es un pasaporte para lo irlandés en el mundo. Recomendamos una visita a Guiness Storehouse como forma de empezar una ruta por típicos pubs en Temple Bar.

Galway, fábrica de los sueños y las olas de Irlanda

No es casualidad que escojamos lo de Fábrica de los sueños. El condado de Galway puede ser el lugar más escogido por cineastas para representar lo irlandés. El castillo de Belvedere y sus jardines son una de la atracción principal: una enorme extensión verde y cuidada al lado del lago Ennell. La región está atravesada por el río Shannon, uno de los más conocdios en la literatura popular de Irlanda.

Aunque es la región de Connemara la que ha pasado a la historia del cine. Aquí John Ford rodó la legendaria película La taberna del irlandés protagonizada por Maureen O’Hara y John Wayne. Connemara además cuenta con un excelente trazado de senderismo: la Sky Road es un circuito cerrado en el condado de Connemara que dibuja una espectacular curva desde las afueras del municipio de Kingston hasta Clifden, siguiendo el litoral. El recorrido se puede realizar a pie o en bicicleta, aunque también es posible hacerlo en coche.

Condado de Clare, castillo de Irlanda
Si el patrimonio arquitectónico y natural de Galway es considerable, el de Clare es apabullante. El parque nacional de Burren nos lleva a un paisaje inimaginable: es un jardín de rocas único con millones de flores silvestres creciendo a través de las fisuras y las fracturas del lapiaz. Es una imagen extraordinaria, aún más si se tiene en cuenta que las antiguas semillas llegaron de climas alpinos, árticos y mediterráneos.

Limerick, espíritu de la Irlanda medieval

La ciudad de Limerick guarda la impresión deotro tiempo capturado entre sus calles. Una disposición orgánica del trazado urbano, pripio de la edad media, aún es visible. Incluso en las actividades se guarda ese poso del pasado. Una actividad indispensable es un desayuno en el Milk Market (www.milkmarketlimerick.ie) Se mire por donde se mire es un mercado emocionante. Este antiguo edificio, cubierto por una carpa, alberga todo tipo de puestos de comida y de gente que aportan dinamismo y color. Naturistas, hippies, abogados y niños comparten flores, fresas, miel, hilos, pescados y mermeladas.

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