El joven Alejandro tardó apenas cuatro años en acabar con el reinado de Darío III, el gran emperador asiático. Persia, que hasta entonces había sido árbitro y cizaña en la vida económica, política y social de Grecia, se encontraba ahora descabezada. Tras acabar con su mayor enemigo, Alejandro emprendió el camino que solo los héroes como Hércules habían atravesado antes: cruzó el río Indo y adentrarse en el subcontinente. La aventura no duró demasiado porque la muerte le llegó muy pronto pero la cultura helenística su fusionó con la tradicional hindú. Europa se fundió con Asia y nuestro mundo ya nunca sería igual. Desde esta aventura épica, los europeos han encontrado ideas, sueños, fortuna, lujo y belleza en las tierras del subcontinente. La India, un viaje por los sueños de Oriente.
Jaipur, corazón del Rajastán
Una visita indispensable mientras se explora el Rajastán es Jaipur donde abundan faltan atracciones. Hay mucho que conocer dentro de la ciudad, aunque también en las afueras. El colosal fuerte de Amber, al que se asciende sobre elefantes gualdrapeados, es el monumento principal. Uno de los artefactos más singulares que se guardan en Amber es el complejo astronómico de Jantar Mantar. El emperador mogol Jai Singh ordenó construir un complejo sistema de instrumentos de precisión hechos de piedra y ladrillo para leer el alfabeto sideral.
Dentro de la Ciudad Rosa de Jaipur, encontramos joyas como el Palacio de los Vientos o Hawa Mahal. A los pies de este palacio se abre un ruidosísimo bazar que nos invita a negociar por saris, joyas o lazarnos a un viaje en un tuk-tuk, especie de motocarro que hace las veces de taxi. Un viaje que no costará más de quinientas rupias y el trayecto también incluye los tiempos de espera mientras visitamos monumentos o lugares significativos.
Jaipur despliega en sus calles el misticismo que la literatura europea atribuye a la India. Hay te templos abiertos y santones que nos reciben. Los hombres de la casta Brahmán parecen llenos de una magnificencia atávica aunque su vestimenta es más bien modesta. Al entrar en los templos hay que descalzarse, y se nos pone en la frente, entre las cejas, un poco de esa pasta rojiza o anaranjada, la tikka, que se prodiga en los lugares de culto de India, signo de bienvenida y apertura a lo trascendente.
Jaipur es una ciudad poblada de monos, muchos monos. Macacos y langures saltan, corren, se persiguen, arrastran a sus crías, juegan, nos miran con curiosidad si creen que pueden llevarse alimentos o nos ignoran si no tenemos nada interesante para ellos. En los templos de jaipur encontramos un motivo pictórico que se repite: las aventuras de Sita y Rama, desde que el demonio Ravana rapta a Sita y la lucha que emprenden Rama y Hanuman para rescatarla. También hay murales con imágenes de Krishna y las lecheras (gopis). En lo alto, dominando un estanque y un templo en mitad de una garganta, destaca el templo dedicado al dios solar Surya.
Fatehpur Sikri, ciudad roja abandonada
Antes de dirigirnos a Agra para disfrutar del Taj Mahal,nos encontramos un enigma llamado Fatehpur Sikri. Se trata de una imponente construcción en piedra rojiza, abandonada al poco de construirse y que permanece en un estado de soledad.
El emperador mogol Akbar el Grande visitaba Sikri cuando el santón sufí Salim Chishti profetizó que Akbar tendría tres hijos. El emperador, complacido, decidió construir Fatehpur Sikri.
Akbar construyó su palacio y una gran mezquita en honor del santo sufí. También acudieron también los nobles para crear la corte y hacer de Fatehpur Sikri la gran capital del imperio, lo cierto es que solo estuvo habitada entre 1571 y 1585, cuando se abandonó supuestamente por motivos de falta de agua.
Hay dos espacios diferenciados, uno para las audiencia públicas: el Diwan i Man, situado frente a un gran patio, y el Diwan i Khas, mucho más ornamentado sobre todo por la plataforma elevada que lo recorre. El Panch Mahal es un edificio de cinco plantas es uno de los más espectaculares de la ciudad. Se trata de una residencia para mujeres. En estas salas decoradas con columnas y relieves que hoy en día han perdido las celosías que les permitían ver sin ser vistas.
Taj Mahal y Agra delicada maravilla
A apenas treinta kilómetros nos encontramos el archiconocido Taj Mahal. ¿Qué podemos contar que no se haya dicho ya? Pero Agra no es solo Taj mahal. Os dejamos algunas actividades indispensables.
Admirar una obra maestra, el Taj Mahal.
Megalomano mausoleo de mármol blanco, el emperador Sha Jahan entre 1631 y 1638 mandó construirlo para honrar la memoria de su esposa favorita. El Taj Mahal es, como sabemos ya, una de las grandes obras arquitectónicas de la historia del arte asiático. Los jardines que circunvalan el palacio están regados por el río Yamuna, lo que aumenta la sensación de estar inmersos en un sueño.
Esta hipnótica joya del arte musulmán en la India es una de las Siete Maravillas del Mundo. Atrae a aproximadamente 2 millones de visitantes anualmente. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983. El poeta Rabindranath Tagore lo describió como “una lágrima en la mejilla de la eternidad”, Rudyard Kipling como “la encarnación de todas las cosas puras”, mientras que su creador, el emperador Shah Jahan, dijo que Taj Mahal consiguía que “el sol y la luna derramaran lágrimas de sus ojos”.
Un paseo por el Taj Nature walk
El Taj Nature Wak es una pequeña red de senderos, de aproximadamente nueve kilómetros de extensión jalonados por miradores. Nos permite encontrar vistas únicas para fotografiar el mausoleo rodeados por flora y fauna en un entorno ameno y apacible.
Recorrer el complejo de edificios del Fuerte de Agra
El Fuerte de Agra es ciudad amurallada compuesta por un complejo de palacios, mezquitas y edificios de audiencias. Se construyeron en el siglo XVI y XVII, en pleno apogeo del arte indo musulmán. El fuerte fue construido principalmente como una estructura militar, pero Sha Jahan lo transformó en un palacio en siglo XVII. Contiene un laberinto de edificios, formando una ciudad dentro de una ciudad, incluyendo vastas secciones subterráneas.
Comprar en Kinari Bazaar
Las estrechas calles que se abren detrás de la Jama Masjid, la gran mezquita de Agra, están ocupadas por bazares y mercados. Recorrerlas, se compre o no, es una experiencia en sí misma.
El más grande y conocido es el Kinari, un mercado lleno de objetos para el uso diario o para ocasiones especiales.
Probar la cocina mogul
Dejamos para el final casi lo más evidente: darse un pequeño festín. La cocina mogul es una de las más conocidas de la India. Los platos imprescindibles durante una visita a Agra incluyen boti kebab, seekh y el pollo tandoori.
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