Pronto comienza la temporada de bodas y muchos de los afortunados estaréis buscando el destino ideal para pasar unos días especiales en pareja. Por experiencia propia, sé que las primeras opciones que se os vienen a la cabeza son las de lugares exóticos, lejanos o incluso al otro lado del charco, pero a veces no hay que irse tan lejos para vivir una experiencia única. De esto me he dado cuenta mientras buscaba mi propia luna de miel en la sección “novios” de Viloria. Aquí es donde he encontrado este viaje que me ha parecido único, pudiendo conocer varias de las capitales europeas más míticas de una manera muy diferente a la que estamos acostumbrados. ¡En crucero por el Danubio! Y me ha parecido una idea maravillosa. A veces hay que conocer primero lo que tenemos cerca de casa.

Viena, la ciudad de la música

Hace ya unos años que tuve la suerte de pasear por la capital autriaca y he de confesar que se ha quedado grabada en mi retina de por vida. Sus grandes avenidas, como Ringstrasse y la cantidad de palacios que se pueden visitar la convierten en un lugar majestuoso.

Recuerdo con especial cariño la visita al Palacio de Schönbrunn, cuatro horas de recorrido que, sin duda, merecieron la pena para conocer la que fuera la residencia de verano de Sissi Emperatriz. Impresionante por dentro y también por fuera, con unos jardines interminables.

También tenéis la oportunidad de visitar el Palacio Belvedere y sus grandes fuentes, el Palacio Hafburg o sentaros a disfrutar de la naturaleza dentro de la ciudad en su parque más famoso, Stadtpark.

Budapest, una ciudad a cada lado del río

Crucero Danubio + Praga

En cada orilla del Danubio encontrarás un mundo diferente.

Por un lado está Buda, donde verás la parte más histórica, con el castillo que lleva su mismo nombre y edificaciones propias de la época medieval y el Barroco.

Por otro lado Pest, la parte más moderna y poblada de la ciudad y donde podrás dedicar tiempo a tus compras. Y es que hasta 1873, poco después de que se construyese el famoso puente de las cadenas que las uniría, eran dos ciudades independientes.

Bratislava, la última parada del crucero para emprender camino a Praga

Actualmente estas dos ciudades son las capitales de Eslovaquia y Chequia respectivamente, aunque esto es así desde hace relativamente poco, pues fue en 1993 cuando Checoslovaquia se dividió.

A pesar de que la primera ciudad tiene fama de decadente, he podido leer historias de viajeros a las que les ha encantado pasear por su casco urbano o visitar su Castillo y disfrutar de las vistas que este ofrece de la ciudad.

En cuanto a la segunda, a la que todavía no he tenido el gusto de ir, son infinitas las opciones. Desde su catedral hasta el reloj astronómico, pasando por el castillo, el más grande del mundo, o el puente Carlos. Eso sí, sin olvidarte de dar un paseo por la zona antigua.

Como veis, un viaje con mucho encanto que os permitirá disfrutar de ciudades que tienen mucho que ofreceros.

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