Plaza junto a la casa natal de José Martí. La Habana Vieja

Ya os conté que no es difícil encontrarse con una floristería en esta envejecida Habana de Centro Habana o Habana Vieja, hoy pasé por delante de tres.  Era temprano.  En el lugar donde quisimos desayunar, en el 860 de Neptuno todavía no habían abierto, la mujer que estaba al otro lado de la puerta nos dijo que lo harían a las nueve.  Así que seguimos caminando hasta el boliche que hay en San Rafael, a la altura del 581, casi enfrente de un mercado que siempre tiene mucho movimiento y más a estas horas tempranas.

Centro Habana

Pedí un jugo de mango, pero Nuestro Hombre en La Habana, creyendo que me hacía un favor, me lo trajo de naranja, que en la Habana escasea.   Le di las gracias igual, era de naranja en polvo que sabe mejor que la naranja natural, aunque el efecto no sea el mismo.  Él se tomó un café solo y un bocata de jamón con queso, que el jamón aquí es una especie de jamón cocido que sirven caliente, pasado por la tostadora.

Centro Habana.

Después seguimos caminando por unas calles todavía casi vacías.  La falta de gente daba  provocaba que nos llamara más la atención los nombres de los establecimientos pintados en las paredes, como La Barata, La Dicha, La Pasión que es una “ronera”, donde venden la botella de ron casero a 20 pesos cubanos, cinco menos de los que te dan por un dólar.

La Habana Vieja.

Ya metidos en La Habana Vieja nos detuvimos en una guarapera que hay casi enfrente de la Estación Central, que se llama Complejo San Isidro.   Nuestro Hombre en La Habana se empeñó en que tenía que probar el guarapo a lo que me opuse en un primer momento.  No tengo ningún interés, le dije y por si mi falta de inclinación a sufrir semejante experiencia no le parecía suficiente, añadí: además si tomo algo ahí me va a sentar fatal, voy a estar muriéndome toda la mañana.  No me creyó e insistió en que entráramos. Lo hicimos.  De nada sirvió que no quisiera ni mis advertencias para preservar mi salud.  Pero por lo menos logré que me dejara pedir un vaso pequeño.  El guarapo es el jugo natural de la caña de azúcar y la guarapera el sitio donde lo hacen y lo venden.

Guarapera. La Habana Vieja.

En esta guayabera de La Habana Vieja hay además de la mujer que sirve la bebida, hay un hombre metiendo las cañas de azúcar en una exprimidora y una mujer que lo sirve en vasos llenos de hielo molido.  no pude ni con el vaso pequeño. Me tomé la mitad, demasiada dinamita para empezar el día.  Pagué un peso cubano.  Si pagara con un euro me darían 25 vasos y uno más casi lleno.  Son precios para los salarios cubanos, tampoco creo que muchos turistas se detengan en este Complejo San Isidro.

Guarapera. La Habana Vieja.

La Estación Central la están rehabilitando, es bonita, tiene una torre con el escudo de la ciudad y hasta él  suben unas conchas de vieira que enseguida los gallegos de poco mundo identificamos como nuestras.  Ignoro por qué están ahí y el significado que puedan tener.  Ya me ocurrió con la torre de la casa de El Vedado, que vi ayer, en la que había vivido Eduardo Chibás Ribas.

La estación Central. La Habana Vieja.

La estación tiene al lado una plaza arbolada en la que están aparcadas varias máquinas de tren y, un poco antes, hay plantada una ceiba, un árbol de copa frondosa y grande, que por lo general se planta aislado porque crece y ocupa mucho espacio.  Este árbol al que se le da un gran valor en Cuba, tiene un significado que ignoro en la religión afrocubana por excelencia, la Yoruba.  En esta ceiba, que está muy cerquita de la Estación Central, ayer, entre otras cosas de las que ignoro su simbolismo, había un muñeco representando a San Lázaro, muy venerado por estos fieles porque lo identifican con su antiguo orisha Babalú ayé.

 

La estación Central. La Habana Vieja.

Todavía pasando por la acera de enfrente a la estación coincidimos con una pandilla de chicos que iban camino de la playa.  No hay que ser muy astutos para saberlo, les delataba un neumático de camión que llevaban hinchado al hombro. Coincidimos con ellos justo en la esquina en la que está la casa en la que nació José Martí, el hombre más venerado de Cuba o, por lo menos, tan o casi tan venerado como Fidel.  Y por esa calle nos metimos.

La Habana Vieja.

La mayor parte del tiempo lo dedicamos a buscar regalos para el regreso, regalos para los niños, por supuesto.  Pero que más que regalos suelen ser decepciones, porque no hay nada que no se pueda comprar mejor a la puerta de casa.  Aun así uno mantiene el gesto.  Compré collares llamativos, de semillas y conchas, compré de más por cuestiones de economía, cuantos más comprabas más baratos te salía cada uno.  No sé si llevar collares para todos, para niños y niñas.  A ellos les dará igual, solo le temo a uno al que es difícil no decepcionarle, pues siempre espera de las sorpresas que superen sus expectativas y estas suelen ser casi infinitas.

La Habana Vieja.

Hace unos días tras darle la lata a un señor para que me dejara fotografiar su tienda, era tarde, pasaba de las diez de la noche, le compré una cajita de madera con la bandera de Cuba en marquetería.  El mayor encanto de la caja es que no hay quien la abra.  Además de tener un modo imposible de descubrir, te lo tienen que decir, resulta también imposible de abrir a un sabiendo la manera.  Creo que la cajita le va a tocar a él.  Porque seguro que la complicación no se la espera.

vendedora de esponjas naturales.La Habana Vieja

Nuestro Hombre en La Habana había decidido comprar un dibujo, una laminita original de alguno de los artistas de la ciudad, así que también anduvimos visitando galerías y estudios de pintores.  Acabamos en el de Juan Carlos, un pintor que vive cerca de casa, que ha dejado el abstracto para retornar a la técnica y dibujo de su viejo oficio de ilustrador.  Le compró cuatro cuadritos, de los que tres todavía se estaban elaborando y quedamos en pasar a recogerlos mañana lunes o el martes por la mañana.

Dibujo de Juan Carlos. La Habana.

Como siempre, hice gala de mi falta de inteligencia y tacto y manifesté mi predilección y admiración por lo que consideré el mejor cuadro de todos los que estaban colgados por el estudio.  No era suyo, era de un amigo también pintor.   Decidido a enmendarme me empeñé en realzar otro que supuse con cierta seguridad que era de él.  Pues tampoco, eran los dos únicos cuadros que había colgados que no le pertenecían. Después me callé.  Creo que, cuando vayamos a recoger los cuadritos, me toca alabarlos y felicitarle por lo bien que están, a pesar de que están pintados sobre cartulina negra.

La razón de la cartulina negra está en el saldo que hizo la papelería de enfrente del estudio antes de cerrar.  Juan Carlos, el pintor, cruzó la calle el último día y compró toda la cartulina que no se había vendido, la negra.

retrato de Juan Carlos. La Habana.

De todas las exposiciones y estudios que visitamos yo me quedaría, sin duda alguna, con Collage Habana  del Fondo Cubano de Bienes Culturales, que está en la calle San Rafael, entre Consulado e Industria, en la que está exponiendo Irra Velázquez.   Un exposición bajo el título “Ven, acércate”.

Cuadro de Irra Velázquez. Exposición en Centro habana.

Cansados de caminar comimos en el Castropol, donde un camarero se quedó con nosotros.  Casi terminada la comida, cuando tomaba nota del postre nos preguntó si éramos portugueses.  No, le dijimos extrañados por la pregunta, somos gallegos.  Ah! del país gallego y dónde está eso?  Se lo explicamos y se marchó.

Cuando nos trajo el postre, sin venir a cuento nos dijo que Galicia había dado cuatro personalidades  de talla mundial a lo largo del siglo XX, Fidel Castro, Franco, Mariano Rajoy y Manuel Fraga y  riéndose volvió a marcharse.  A la vuelta nos dijo que posiblemente estaríamos de acuerdo de que grandes habían sido Rosalía de Castro y Curros Enriquez

Cuando volvió a preguntarnos si necesitábamos algo, como el restaurante era de Castropol, le preguntamos si él o su familia eran de allá.  No, nos dijo.  A veces soy de Vegadeo y otras de Ribadeo, pero siempre me baño en la ría del Eo.  Y entonces se puso a hablar de Bebeto, el jugador del Deportivo, del que recordaba un titular de prensa encumbrándolo.  No quiso desvelarnos si era hijo o nietos de gallegos o de asturianos, pero nos demostró que estaba muy al tanto de la actualidad de España.  Sin embargo,  no hizo referencia alguna al aniversario de la fecha del día, 14 de abril.

Centro Habana.

Una vez más acabamos el día visitando fugazmente El Malecón, ya era de noche y había tanta gente buscando la brisa fresca del mar que era incómodo pasear.  Nos fuimos para casa pronto, Nuestro Hombre en La Habana no se encontraba bien.  El aire acondicionado le está pasando factura.

Ronera. Centro Habana.
Centro Habana

centro Habana
Centro Habana
Centro Habana
Centro Habana.
Centro Habana.
Centro Habana.
Centro Habana.
Centro Habana.
Centro Habana.
La Habana Vieja.
Centro Habana.
Centro Habana.
Centro Habana.
Centro Habana.
La Habana Vieja..
La Habana Vieja.
La Habana Vieja..
Casa de Rosalía. La Habana Vieja.
La Habana Vieja..
La Habana Vieja..
Centro Habana
Irra Velázquez. La Habana
Irra Velázquez. La Habana
Irra Velázquez. La Habana
Estudio de Juan Carlos. La Habana
Juan Carlos. La Habana.
Dibujo. Juan Carlos. La Habana
Dibujo. Juan Carlos. La Habana
“Barbacoa” en Centro Habana.
Mercado. Habana Vieja
Casa Museo de José Martí. La Habana Vieja.
Casa Museo de José Martí. La Habana Vieja.
La Guarapera. La Habana Vieja.
La Guarapera. La Habana Vieja.
La Guarapera. La Habana Vieja.
La estación Central. La Habana Vieja.
La estación Central. La Habana Vieja.
La estación Central. La Habana Vieja.